Solsticio de invierno, más soledad




Esta semana en general está siendo dura. Otro de los inconvenientes de vivir en un pueblo es que como tengas un problema de salud y el médico responsable de curarte sea una persona con poca vocación, la sensación de abandono y las ganas de cagarte en la madre de alguien se mezclan irremediablemente con los pensamientos del tipo "quién me mandaría venirme a vivir aquí"

No hablo de los médicos de familia, que generalmente conocen a los vecinos del pueblo, tienen vocación y se preocupan por su salud... Hablo de los gilipollas a los que tienes que ver gracias a un volante (oh! bienaventurados los que tengan un volante porque pronto verán al dios especialista) y que por ejemplo, te provocan una reacción alérgica por no leerse tu historia médica o te hacen un informe médico con faltas de ortografía, y lo firman, por supuesto, con el boli que le ha regalado la farmacéutica X en el último congreso en un sitio de playa encantador. 

Gente así, por desgracia, hay en todos los sitios, en los pueblos y en las ciudades, pero en la urbe tienes más especialistas donde poder acudir si uno no es especialista sino jeta. 

Así que otro consejo para los urbanitas recién llegados a un pueblo es q además de estar bien comunicados por teléfono e internet, tengáis un seguro médico privado que os permita poder elegir un médico si el especialista más cercano a tu pueblo es un jeta. 

Suele dar la casualidad de que el jeta, además, sea encantador con el cura, el farmacéutico, los mandamases del pueblo y que si se te ocurre comentar algo de lo ocurrido, el/la rar@ seas tú, porque "estos de la ciudad ya se sabe, se creen que lo saben todo" . 

Otro tema que me enciende es el trato a los animales. pero eso lo voy a dejar para otra entrada, porq me caigo de sueño, está empezando a nevar y mi internet puede irse a la mierda en cualquier momento. 
que la fuerza os acompañe


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